lunes, 21 de abril de 2008

Exposición Life Before Death

Pues siguen sin mucha novedad. Quizás la novedad es que ando menos de fiesta, ya me cansa, y este fin de semana creo que es la segunda vez que renuncio a ir a una.

En principio, este fin de semana pasado iba a pasarlo en Winchester, una ciudad bonita al suroeste de Londres, a una hora y media en tren, de donde es mi compañero Daniel. Él me ha dicho que esta ciudad fue la capital del Reino antes de Londres. El problema que nos surgió (a Ana y a mí) es que, cuando llegamos a la estación de Waterloo a comprar los billetes, una empleada nos dijo que había obras en la via (para variar) y que teniamos que ir en bus un tramo. Ya ibamos tarde y no queriamos pagar el dineral que cuesta el tren como para ir un tramo en bus, asi que lo dejamos para otro día. Desde luego, lo de los trenes ingleses no tiene nombre: cobran de lujo y funcionan de pena. Quien diría que inventaron ellos el tren. En casa del herrero, cuchillo de palo.

Finalmente, abandonamos la idea de huir de Londres, y nos fuimos a una exposición de fotografía. Últimamente me está dando por la foto y estoy pensando incluso en pillar una cámara reflex manual, pero esto es otra historia. La exposición se llama Life Before Death y está expuesta en la Wellcome Gallery. Se trataba de una exposición de fotos de personas terminales al borde de la muerte justo antes de morir y justo después de morir. Aparentemente, un poco macabra, sobre todo al principio, cuando ves la primera persona y tienes que asimilar que está muerta... y la siguiente, y la siguiente. Luego te acostumbras, aunque las fotos de un bebé y un niño son difíciles de observar sin un poco de repelús. El caso es que al final me gustó que alguien trate el tema tabú por excelencia en la sociedad moderna occidental: la muerte, algo que todos deberíamos de tratar con la misma naturalidad que otros temas, ya que va de la mano de la vida y nos rodea costantmente por mucho que queramos ocultarlo debajo de la alfombra. Seguro que sería más fácil asimilar pérdidas importantes en nuestras vidas si el tema fuese tratado de una forma tan natural como en esta exposición.

En fin, después de esta filosofada improvisada continuo. Después de la exposición fuimos a comer a mi casa, cocinamos unos espaguetis carbonara y comimos junto con mi compañero lituano y una amiga suya. Al final, con ayuda del vino improvisamos un pequeño karaoke y una pequeña fiesta. La verdad que estuvo bien.

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