Todo el mundo que realmente me conoce sabe que no me gusta nada disfrazarme, pero esta vez me dije: ¡qué demonios!
Como ya conté en mi anterior post, compré un disfraz de psicópata asesino, aunque concretamente, me disfracé de la versión barata de Hannibal Lecter como podéis ver en esta foto de grupo.
Esto fue el viernes, en la fiesta organizada por los españoles en un bar de Waterloo. Para lograr disfrazarme, primero me inflé con unas 4 pintas de cerveza guiness (unos 2 litros) y para poder soportar mi propia verguenza me succioné otras 4 pintas de... yo que sé más otro whiskey doble. Resultado: menuda borrachera.
El sábado pensaba ir a una houseparty lejos de mi casa, pero entre la resaca, que estaba lloviendo, que tendría que volver a las 8 de la mañana, y que no podía soportar la idea de ir disfrazado en el transporte público hasta la otra punta de la ciudad, decidí quedarme en casa que es más sano.
Por cierto, el domingo no pude abrir la botella de champán para reírme de Hamilton por cometer su tropocésimo fallo no forzado. Esta vez resolvió en el último minuto. ¡Qué pena! Por que aquí los hay que no mean pensando que tienen el mejor piloto de todos los tiempos. De repente, todos se han olvidado que casi se le escapa el campeonato igual que el año pasado. En fin, que lo disfruten. Alonso, macho, ¡vete pa Ferrari ya!
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